domingo, 30 de junio de 2013

El campo, estandarte de la 'Marca España'

En la reciente XV Conferencia Agraria organizada por Asaja, Rajoy lanzó un guiño al campo y le brindó su apoyo para mejorar los resultados económicos de este sector, en otros tiempos percibido como el ‘patito feo’ de la economía española 


Rajoy, entre el ministro de Agricultura y el presidente de Asaja. /EFE

¿Se acuerdan en el colegio cuando estudiábamos que cuanto más desarrollado era un país menos peso tenía en su economía el sector agrario? El mayor peso de la industria y, sobre todo, de los servicios era señal de que un país era desarrollado. Pues ahora parece que el campo está de moda, es ‘in’, es moderno. El sector agro-alimentario es fetén, es “el estandarte de la ‘MarcaEspaña’”.

Así lo puso de manifiesto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la XV Conferencia Agraria ‘La actividad agraria, una apuestainteligente’ organizada por Asaja en Madrid. Fue el pasado 20 de junio, en un cuidado acto preparatorio del acuerdo de la PAC sellado esta semana en Bruselas. Después de años de que la sociedad diera la espalda al campo, incluso de que lo mirara por encima del hombro, el Gobierno vuelve su vista al sectorprimario como motor de crecimiento y salida a la crisis.

No es que me parezca mal, ¡válgame Dios! Pero ya era hora de que atendiera a los agricultores y ganaderos, y más en los últimos años cuando, en medio de la penosa situación económica que afecta a España, parece ser uno de los pocos sectores que se mantiene. No es que esté para tirar cohetes, y si no que se lo digan a los ganaderos, desbordados por los gastos, que en muchos casos superan a los ingresos y hacen inviables sus explotaciones. Hay historias, se lo aseguro, para echarse a temblar… y a llorar. La subida del cereal en las últimas campañas, para los agricultores una buena noticia, se convierte en un quebradero de cabeza para los ganaderos a la hora de comprar piensos.

El edificio del Ministerio de Agricultura.

Aún así, el campo sobrevive. Quizá mientras España crecía desmedidamente al ritmo que lo hacía la burbuja inmobiliaria, los hombres del campo seguían con su eterna cantinela de que tal producto estaba mal pagado, de que los precios se mantenían invariables año tras año o incluso bajaban, de que el gasóleo subía... Entre tanto dispendio, ellos tenían que ahorrar y guardar los euros bajo la teja para tiempos peores. Y los tiempos peores llegaron.

Y el campo no sólo sobrevive, sino que, precisamente debido a la crisis y al desempleo, muchos jóvenes –y no tan jóvenes- que un día dejaron el campo en busca de una vida mejor en la construcción y otros sectores en alza, ahora vuelven a trabajar las tierras de sus padres. Es la salida laboral que han encontrado. La misma a la que ahora vuelve su vista Rajoy.

El presidente expresa su compromiso con el campo español, al que calificó de ‘latifundio de talento’. Cualquier día viene Esperanza Aguirre, ahora dedicada a ‘cazarlos’, a buscar entre col y col. Rajoy se comprometió a dotar a este sector de un “mañana sólido y duradero” con el fin de mejorar el resultado económico de sus explotaciones y fortalecerlo mediante apoyos a sus rentas, a la innovación, a la internacionalización y a sus relaciones comerciales. Tomen nota, para que, cuando el país vuelva a la senda del crecimiento y calienten de nuevo motores la industria y los servicios, sus palabras no se las lleve el viento.         

jueves, 20 de junio de 2013

Adiós al cupo


La superficie de remolacha sembrada en Castilla y León desciende año tras año. En la campaña actual han tenido mucho que ver las incesantes lluvias, que han acumulado retrasos y han llevado a muchos agricultores a renunciar porque no iban a llegar a tiempo. Pero la desmotivación, el hecho de no ver la rentabilidad a este cultivo en otros tiempos tan arraigado en la región, ha llevado a otros muchos a tirar la toalla.

Un agricultor recoge remolacha en una campaña anterior.

¿No les da la sensación de que, según escuchen una emisora de radio u otra, o sintonicen una cadena de televisión u otra, viven en países diferentes, cuando todos hablan de la misma España? Pues a mí me ha pasado algo parecido cuando me he puesto a buscar información sobre la campaña de la remolacha. Todos -productores, sindicatos, representantes políticos y compañías- coinciden en hablar de un descenso en la superficie sembrada. Pero lo que para unos es un desplome en toda regla para otros es una “ligera caída”.

Hace varias semanas cuando hablamos de la primavera atrasada, de esta primavera que ya termina sin ni siquiera haber empezado, ya avanzamos que la campaña remolachera tenía muy ‘mala pinta’. Entonces, a finales de abril, nos encontramos con zonas de Castilla y León donde los agricultores todavía no habían acabado de recoger la cosecha de la anterior. También, con otros que habían renunciado a sembrar remolacha porque no iban a llegar a tiempo para la actual campaña. Y en tercer lugar, con los ‘desmotivados’ que han abandonado no por cuestiones meteorológicas, sino porque ya están cansados de echar horas sin ver los frutos. Porque la remolacha ya no es lo que era.

Una de las compañías que monopolizan la producción de azúcar en el país asegura que la campaña 2013-2014 se acercará mucho a los registros de la pasada, pese a los retrasos en la siembra propiciados por las incesantes lluvias caídas en invierno y primavera. También apunta a que hay muchos agricultores “que están optando por sembrar remolacha por la conveniencia de diversificar cultivos, por su rentabilidad" y, sobre todo, que tienen en cuenta "la caída de precios del maíz de la próxima cosecha que están señalando los principales indicadores de los mercados agrícolas». Definitivamente, algunos viven en países diferentes.

Yo cada día me encuentro con el país de los agricultores cansados, con el país del representante de COAG Zamora que nos habla de productores que este año han decidido no apostar por este cultivo dada la escasa rentabilidad que obtienen por la remolacha. Y vivo en el país en el que, no sé si las caídas son ligeras, como dicen las industrias, o no. Pero desde luego si constantes año tras año… y no siempre provocadas por la meteorología adversa. No en vano, la superficie de remolacha se redujo en 2012 un 10% con más de 27.000 hectáreas sembradas; en 2013, en más de un 16%, con 23.000... Y veremos que nos depara el 2014. A este paso acabamos todos tomando sacarina.   

martes, 4 de junio de 2013

La patata, un económico salvavidas


Las patatas se recogen en torno
a julio (las tempranas) o en octubre.

Llegamos un poco tarde, pero con la misma buena intención de siempre. Esta vez, para ofrecer unos consejos sobre cómo plantar patatas. En primavera toca sembrar las patatas que en otoño nos darán su fruto, multiplicado como los panes y los peces del milagro.


Hace más de año y medio, El Espantapájaros Blog Rural dedicó un artículo a la patata. Entonces hablábamos de sus valores nutricionales, de su incomparable sabor, del precio que pagaban al agricultor –entonces, muy bajo- y de su importancia en la dieta. En algunos países es, de hecho, la base de su alimentación, como es el caso de Irlanda. Allí, su escasez, debida a los efectos de un demoledor hongo, causó una Gran Hambruna a finales del siglo XIX que se saldó con la muerte de millones de personas.

Hoy podemos decir que la patata vuelve a salvar vidas… bueno, quizá estemos exagerando. Matizo: la patata ayuda a muchos españoles a sobrellevar mejor la crisis. Los almacenistas han visto cómo últimamente venden más patatas de siembra, no tanto a agricultores y profesionales del campo, sino a ciudadanos que tienen dificultades para llegar a final de mes. Recurren a su cultivo para aliviar sus penalidades económicas, que atacan al estómago como la
plaga del tizón tardío o mildiú ataca a la patata.

Una máquina de sembrar patatas.
Visto lo visto, pensé que no estaría mal contar cómo sembrar patatas. Por circunstancias personales que espero sepan comprender y disculpar, llego un poco tarde, ya que esa labor se lleva a cabo en abril o, como muy tarde, en mayo, para recoger el fruto en octubre. Es más, si son patatas tempranas, se plantan a primeros de abril y se recogen en julio… Pero he pensado que, como tengo fresca la teoría y unas fotos estupendas de una curiosa máquina de sembrar, allá van mis consejos para los que se animen a plantar patatas en años venideros.

Lo primero es abonar el terreno, como se hace siempre que uno se dispone a sembrar cualquier cosa en el huerto.

A continuación, toca arar. El terreno quedará más fino si, además, se grada. Como probablemente uste no cuenta con los aperos necesarios, puede laborear el terreno con un motocultor, una purridera (horca) o una azada.

El tercer paso es sembrar propiamente. Las patatas de siembra se parten en varios cachos, a no ser que sean pequeñas. Con la máquina de sembrar que les comentaba, el trabajo es rápido. Mientras el conductor se ocupa de guiar la máquina, que abre los surcos, los operarios, que van sentados en la parte de la sembradora más próxima al terreno, van seleccionando y echando los trozos de patata al surco. De una sola pasada, se siembran las patatas y la máquina echa tierra sobre ellas.


Los operarios seleccionan y echan las patatas de siembra al surco.

Los pasos son abonar el terreno, ararlo, sembrar las patatas, regar, tratar el producto y ... recogerlo




Así queda el surco tras plantar
las patatas con la máquina.

Es probable que no tengan a su alcance ninguna maquinaria, así que de nuevo pasamos al Plan ‘B’. En este caso, también corten las patatas de siembra en varios pedazos. Con una azada, abran zanjas en el suelo; luego, echen las patatas; y, finalmente, tapen el surco.

Luego sólo queda regar, tratar con insecticidas y fungicidas –a no ser que quieran producto ecológico- y esperar que nazca el fruto. Apenas serán seis meses –tres, si son tempranas- hasta que nazcan nuestras patatas. Si todo va bien, ya observarán con cuanta facilidad se dan. Como ya comentábamos en octubre de 2011, la producción multiplica con creces los kilos de patata que sembramos. ¿Quién da más?

domingo, 28 de abril de 2013

Primavera tardía



El invierno cargado de lluvias y nieves ha anegado campos de labor y retrasado las tareas agrícolas hasta bien entrada la primavera. Incluso algunos cultivos, como la remolacha, se han visto amenazados.

 


Un cerezo en flor. La foto ha sido tomada hace apenas unos días.


El tulipán. Probablemente no haya flor tan bella como efímera. Cuando te descuidas, ya se ha deshojado y marchitado. Pero este año pensé que ni las iba a ver. Normalmente florecen en febrero o marzo. Sin embargo, salieron en abril, eso sí de manera profusa, como si cumplieran a rajatabla el mandato bíblico de creced y multiplicaos. Pues bien, yo creo que lo que les pasó a los tulipanes es un reflejo de lo que les está ocurriendo a las plantas en general. Este invierno incansable, que parece no querer abandonarnos ni a finales de abril, ha provocado un retraso en la llegada de la primavera.

Lo vimos en el Valle del Jerte: el blanco espectáculo de la floración de los cerezos llegó tarde, en abril, cuando suele hacerlo en marzo. Y lo vemos en los árboles y arbustos que ornamentan las ciudades y los campos; después del letargo que ha supuesto un invierno que no ha parado de descargar lluvias y nieves, ahora es cuando se cargan de flores.

Los tulipanes han florecido,
pero con retraso.
 Si hace un año los agricultores miraban al cielo pidiendo agua y confiando en que las reservas de los pantanos diesen para todos, ahora se desesperan comprobando como los ríos se han desbordado o están a punto de hacerlo. A estas alturas ya muchos han perdido sus cosechas anegadas por las lluvias o no han podido entrar en los campos de labor. Las precipitaciones han ahorrado riegos, es verdad, pero también han retrasado -o arruinado- las labores del campo.

Mientras en las últimas semanas, al menos en esta zona del noroeste de Castilla y León, los agricultores se afanan por recuperar el tiempo perdido, y aran, abonan, fertilizan y tratan las parcelas de cereal a matacaballo, hay cultivos que están seriamente amenazados. Es el caso de la remolacha. A estas alturas, hay zonas de Castilla y León donde todavía no han acabado de recoger la cosecha de la anterior campaña. De hecho, las lluvias paralizaron la recogida y llevaron a algunas azucareras a cerrar temporalmente hasta que “escampase el temporal”. Cuando a abril ya sólo le queda un suspiro, algunos agricultores ya han renunciado a sembrar remolacha porque no llegarán a tiempo a la próxima campaña. Estamos casi en mayo y cada día que pasa se traduce en pérdidas de producción, ¿para qué sembrar en estas condiciones? A esto hay que sumar la desmotivación de algunos productores con este cultivo.

Ahora queda la incógnita de saber si tras las abundantes precipitaciones llegarán cosechas y producciones abundantes, aunque se traduzcan en un tormento para los alérgicos al polen. Nos queda comprobar si al ‘Año de Nieves’ le sigue realmente un ‘Año de Bienes’.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Aceite de oliva, sangre española


De una campaña olivarera espléndida, la de 2011-2012, en la que se recogieron 1,6 millones de toneladas, hemos pasado a una caracterizada por todo lo contrario, la escasez, con 575.000 toneladas. La falta de lluvias y una meteorología desfavorable el año pasado explican esta caída, que repercute en el precio. Por si no fuera poco la que está cayendo, también nos sube el aceite.




“España es el primer productor de aceite de oliva del mundo”. Lo estudié cuando era bien pequeña, no sé, cuando tenía once o doce años, y desde entonces no se me ha olvidado. ¿Por qué? Porque esta enseñanza me llenó de orgullo patrio, habiendo nacido en un país que en pocas cosas era el primero. De aquella, Perico Delgado ganaba Vueltas a España y Tours de Francia, pero era de los pocos deportistas que destacaban. No había cocineros estrella, ni actores triunfando en Hollywood, ni siquiera estábamos en la Unión Europea… Nuestra victoria más destacada en fútbol fue aquel 12-1, pero, claro, tenía truco: ganamos a Malta. Así que ser los primeros en algo, en este caso en producción de aceite de oliva, era difícil de olvidar.

Hay muchas leyendas urbanas sobre lo caras que son las naranjas o el aceite en el extranjero, y a los españoles, curiosos, nos gusta comprobar si realmente es así en los supermercados del país en el que nos encontremos. Así que, apenas quince años después de estudiar que “España es el primer productor de aceite de oliva del mundo”, me encontraba yo en Estados Unidos e hice lo propio. Allí tienen a gala lo buenas que son las naranjas de Florida, no necesitan importar las de Valencia. ¿Pero qué pasaba con el aceite? Que me lleve el chasco de mi vida: no porque no fuera tan caro como era de esperar (oye, mejor para ellos), sino porque todo el aceite que vendían era… ¡¡italiano!! Al menos, la marca y el diseño de la etiqueta, porque el contenido igual procedía de la Bética…

Como aquel que consumían los romanos entre los siglos I y III después de Cristo. Tanto aceite tomaron que con los restos de las ánforas con las que lo envasaban y que, año tras año, se fueron amontonando se fue conformando un monte en la capital del Imperio. El Monte Testaccio, que así se llama, todavía sigue en pie con sus 20.000 metros cuadrados de base y 40 metros de altura. Pero, ya les digo, no es un monte natural de roca o piedra, sino que lo forman los restos de al menos 26 millones de vasijas, que contenían sobre todo aceite de oliva procedente, en aproximadamente el 80% de los casos, de la Bética hispana.

Tanto aceite de la Bética consumían
los romanos, que a fuerza de acumular
los restos de las vasijas para transportarlo
se originó un monte artificial en Roma:
el Monte Testaccio
 

En este mundo de confusión, en el que no sabemos si el vinagre balsámico es de Módena ni el mármol de Carrara, tampoco nos queda muy claro que el aceite sea de Jaén, Córdoba o Sevilla. La escasa cosecha que se ha cerrado en estos últimos días, seguramente obligará a los productores a importar aceite de otros países, para hacer frente a la demanda.

Y es que la campaña 2012-2013 ha sido muy mala, la peor desde 1994-95. De hecho se han recogido 575.000 toneladas de aceituna, cuando sólo un año antes se recogieron 1,6 millones de toneladas, casi el triple. Así que hemos pasado de récord a récord, con una caída que a muchos no ha pillado de sorpresa. Primero, la falta de lluvias en primavera y, después, el calor, hacían augurar ya en 2012 esta brutal caída en la producción y una consiguiente subida de los precios. Mientras el año pasado se podía encontrar aceite de buena calidad en los supermercados a un precio que rondaba los 2 euros y pico o 3, ahora no baja de 3,8.


El fenómeno de la vecería
también explica los años de
escasez en la cosecha del olivar 


A la sequía se suma otro fenómeno que explica la caída de la producción: la vecería. Tras un año de abundante cosecha, se sucede otro de escasez. Aunque no tiene por qué producirse necesariamente de forma bienal. No hay una estrategia que ayude a controlarla. En algunos casos, ayudan el riego y la recolección temprana. ¿Por qué no hay una fórmula certera? Porque tampoco se conocen bien las causas que la producen. No, no piensen que es cosa de magia. Tiene una explicación: los frutos en desarrollo a través de sus hormonas y las sustancias que intervienen en su crecimiento actúan como inhibidores de la diferenciación de las yemas. Muchas de ellas en lugar de transformarse en flor se transforman en madera. Y si no hay flor, no hay fruto. 

Pero no se preocupen, no va a haber desabastecimiento. Afortunadamente, hay reservas de la campaña anterior, la 2011-2012. Y abundantes lluvias en las últimas semanas, un presagio de que la próxima campaña será mejor.

jueves, 7 de febrero de 2013

El mejor momento para plantar cebollas


Estamos en los mejores días para plantar las cebollas que comeremos en primavera. En mayo llegará una segunda oportunidad para los incondicionales de esta planta, toda una ‘bomba’ saludable. Pero si no quieren esperar tanto, cojan el abono, la azada y compren unos cebollinos, que hoy les enseñamos a plantar cebollas.

 

Asegúrese de dejar espacio suficiente entre cebolla y cebolla.



Desde que en diciembre de 2011 apareció en El Espantapájaros un artículo dedicado al ajo (‘Por algo España huele a ajo’), siento como si tuviera una deuda pendiente con la cebolla, “el otro pilar básico de nuestra cocina”. Primero, porque si recuerdan el texto, ambos comparten protagonismo en la leyenda sobre su origen. La fábula relata que cuando Satanás salió del Jardín del Edén después de la tentación, un ajo salió de la tierra donde puso su pie izquierdo y una cebolla del derecho. Segundo, porque llegaron a mis oídos comentarios de una lectora a la que le habían resultado muy útiles las instrucciones para plantar los ajos. Y como este blog tiene un fin práctico, y estamos en el momento de plantar cebollas, creo que ya toca hablar de esta planta herbácea de la familia de las amarilidáceas.

En realidad enero y febrero son los meses ideales para plantar las cebollas que recogeremos en la primavera. Pero no son los únicos. En primavera, preferiblemente en mayo, se plantan las que recogeremos en el otoño. Queda, por tanto, aclarado que hay dos momentos en el año para plantar cebollas en nuestra huerta.

Y digo plantar, y no sembrar, porque en realidad no colocamos en la tierra semillas, sino los pequeños brotes que darán lugar a las cebollas. Frente a otros cultivos hortícolas, como el tomate o el pimiento, en cuyo caso puede compensar plantar semilleros, no ocurre así con la cebolla. Los motivos económicos nos quitan de un plumazo la intención de pasar varias semanas ‘velando’ y dando aliento a nuestras plantas. Un manojo de 100 plantitas de cebolla, de las que saldrán si todo va bien otras tantas cebollas, cuesta en torno a los 2,50 euros. Ustedes valorarán si merece o no la pena.

El sistema es bastante similar al de los ajos.

  1. Les recomendamos echar abono antes de empezar, para fertilizar la tierra convenientemente.

  1. Coloquen una guía para seguir una línea recta a la hora de plantar las cebollas. Puede consistir en un hilo grueso bien tensado sujeto a dos estacas situadas a ambos lados del terreno.

  1. Luego, siguiendo la guía, hagan pequeños hoyos, ayudándose de otra estaca o de un palo. Dejen una distancia entre uno y otro de unos 20 centímetros. Para hacerse una idea, en ese espacio ha de caber un bulbo ya maduro. Y cuando estén hechos los hoyos, coloquen los plantones y tápenlos.
Hay que regar las plantas de cebolla una vez plantadas.

  1. Luego rieguen la tierra. Tengan en cuenta que, durante su crecimiento, han de echar el agua que les pidan las cebollas. Ni matarlas de sed, ni anegarlas. Asimismo, puede resultar práctico hacer surcos a los lados de la plantación para dirigir mejor el riego.

En apenas unos meses comerán cebollas, ricas y, sobre todo, saludables. Porque este modesto bulbo, sobre todo en crudo, reúne muchísimas propiedades: es antioxidante, es bueno contra el reumatismo, la gota, previene la osteoporosis, protege el sistema cardiovascular, tiene efectos diuréticos, contiene silicio, fósforo, hierro, vitaminas A, B y C… Salvo para las personas que tienen problemas de flato o de acidez de estómago, a las que les cuesta mucho tolerarlas, son una bomba de salud. Además, resultan muy baratas, a la hora de comprarlas en el mercado y, como hemos visto, de producirlas. De hecho, durante épocas de extrema pobreza, la población de alimentaba de pan y cebolla. ¿Para qué quieres más? 



jueves, 24 de enero de 2013

¿Es buena la nieve para el campo?

 

La nieve  es buena si cae en el momento en que se la espera, en invierno, y con las tareas hechas, los campos arados y sembrado el cereal. Ayuda al terreno a coger reservas de agua y ablanda los terrones. Pero si pilla al agricultor con el pie cambiado o cae fuera de temporada, puede no ser tan buena.




Hace un año a estas alturas hablábamos de una fuerte sequía meteorológica y de unos agricultores que esperaban las precipitaciones como agua de mayo. 12 meses después nos encontramos con un mapa del tiempo totalmente distinto, con nevadas a discreción y abundancia de precipitaciones. De hecho, hay regiones, como Aragón, donde los hombres del campo ya anuncian que muchos cultivos, especialmente cereales de invierno, están amenazados por el desbordamiento del río Ebro. Por cierto, también hablan de que la crecida incontrolada del caudal no se debe tan sólo a las fuertes precipitaciones, sino que también tiene mucho que ver la suciedad del cauce, provocada por la dejadez y la falta de previsión de las autoridades.

Estos últimos días, la cota de nieve ha bajado tanto, que hemos visto nevar en numerosas regiones. Y en El Espantapájaros nos hicimos una pregunta que puede que también se la hagan muchos lectores: 

¿Es buena la nieve para los cultivos?


Evidentemente no hay una única y absoluta respuesta. Depende, entre otras cosas, del momento del ciclo agrícola en que se encuentren esos cultivos y de la época del año en que caigan las nieves. Evidentemente si el agricultor no ha recogido las cosechas, la nieve le perjudicará. Y si cae en octubre o noviembre, fuera de cuando se espera, habrá muchos que estén todavía en campaña de recogida y estropee todo un año de trabajo.

Sin embargo, si llega cuando se la espera, cuando los campos están arados y los cereales sembrados, la nieve es estupenda. Por un lado, contribuye a que la tierra coja reservas de agua y, por otro, ablanda los terrones.

Puede ser que el agricultor se encuentre ahora con la remolacha o el maíz sin recoger, ya sea por dejadez o por otras circunstancias: la meteorología le ha provocado retrasos indeseados, la cosechadora que suele contratar está ocupada, etcétera… Pero lo normal es que en enero o febrero, ya esté la cosecha en el granero, incluso vendida, y que la nieve sea benéfica. Es más, lo lógico y normal es que en estos meses de invierno haga frío y nieve. Por algo, los ciclos agrícolas siguen los ciclos de la naturaleza, eso sí, últimamente algo trastornados por los vaivenes del cambio climático.

Por algo siempre se dijo ‘Año de nieves, año de bienes’, refiriéndose a que un invierno blanco augura unas buenas cosechas.

También, que ‘El invierno no lo come el lobo’, es decir, que si ahora, que es cuando corresponde, no hace frío y estamos de ‘veranillo’, ya vendrá el invierno después, cuando uno no se lo espera y lo que toca es la primavera.

Siguiendo con refranes, ‘Cuando marzo mayea, mayo marcea’. Y eso no es bueno para el campo: se irán al traste los frutos y los árboles que empiezan a 'despertar' y a brotar tras el invierno. Es malo que venga el tiempo cambiado. Lo ideal es que en cada estación haga la meteorología que corresponde. Aunque, como decía al principio, a la hora de pronunciarse sobre qué tiempo es bueno para cada momento, no valen las generalizaciones. Porque, insisto, ‘Nunca llueve a gusto de todos’. Y a algunos estas borrascas les habrán pillado con el pie cambiado o habrán desbordado sus expectativas.