sábado, 24 de marzo de 2012

El lenguaje rural no es una farrafustrería



Yo siempre creí que ‘luego’ significaba “después, más tarde”, hasta que llegué aquí y me encontré con otra acepción de este adverbio: “prontamente, sin dilación”. Depende de donde vaya colocado en la secuencia de la frase. Si va primero, antes del verbo, será que lo dejas para más tarde, si va después, que lo haces ahora mismo. Vamos, un berenjenal. Con lo fácil que es decir ‘después’ y ‘ahora’; nos entendemos todos y evitamos los malentendidos que puede provocar lo que yo hasta ahora consideraba un localismo propio de estas tierras zamoranas y del sur de la provincia de León. Hasta ahora, porque hoy mismo he descubierto que la Real Academia Española recoge también en su diccionario el significado “prontamente, sin dilación” para la palabra ‘luego’.

Resulta que el lenguaje, ese “conjunto de señales que dan a entender algo” según la misma RAE, nos da muchas sorpresas (como la que me he llevado yo). Y a veces en lugar de servir de ayuda para comunicarnos, nos confunde. Lo que en un lugar significa una cosa a 100 kilómetros significa otra. Incluso, la contraria. Otro ejemplo. Lo que en el norte de Palencia llaman tito, una leguminosa de nombre científico Lathyrus sativus, aquí es una cantuda. Y mientras allí un guisante es un guisante, aquí también le llaman tito.

Yo me pregunto que si en una distancia tan corta, en provincias tan próximas y de la misma comunidad autónoma, hay diferencias con el lenguaje, ¿cómo nos vamos a entender con un nativo de la Patagonia? Pues, no sé como, pero acabas entendiéndote. Sólo hace falta un poco de paciencia, tolerancia y saber escuchar, porque, al final, te haces con las palabras e, incluso, acabas utilizándolas. Y así, poniendo atención, he aprendido a cuidarme de los ‘calduceros’ (fisgones), los ‘danzantes’ (pícaro, enredador) y los ‘copleros’ (cuentistas, zalameros), que la ‘mamola’ es la barbilla y que, cuando me dicen ‘navega’, no tengo que hacerme a la mar, sino apresurarme. Son palabras tan bonitas, que he decidido incorporarlas a mi vocabulario.

Para leer más sobre el libro
o adquirirlo, visita la web
http://www.comunicacionsocial.es/
.
Igual de bien suenan ‘cancamacola’, que significa “grande, extraordinario, exagerado’, ‘farrafustrería’, “cosa de escaso valor o fruslería”, y ‘farrumeiro’, “chubasco con viento”. Estas palabras aparecen en el libro Palabras y expresiones coloquiales de la Comarca de la Lampreana (Zamora), publicado por Comunicación Social Ediciones. Su autor, el periodista y reputado africanista Gerardo González Calvo, rescató palabras y expresiones que perviven aún en los pueblos castellanos de la Lampreana, su lugar de origen: una comarca “incrustada como un triángulo casi perfecto en el corazón de la Tierra del Pan”, a unos 30 kilómetros al norte de la capital zamorana. La primera parte tuvo muy buena acogida. La “generosa respuesta” de gentes y vecinos, quienes aportaron nuevas palabras y expresiones, dio como resultado esta segunda parte.

No
s asombramos cuando nos dicen que los esquimales tienen muchas (unos dicen que 12, otros 49 y algunos hablan de 100) palabras para denominar a la nieve en sus diferentes estados. No hay que irse tan lejos para hablar de riqueza lingüística. En esta comarca zamorana -y en otras cercanas donde también se utilizan palabras iguales o similares- la variedad de la terminología aplicada a las labores del campo, a los fenómenos meteorológicos, a la tierra o a los animales es también sorprendente. También, a productos o elementos cotidianos, como el vino, el tabaco, las nubes o, agárrense, los mocos. ‘Cacaratas’ no son unos saltos de agua con una errata, sino “moco seco”; las ‘velas’ no son sólo cirios, sino “mocos abultados de los niños”; y las ‘lamparillas’, por extensión, son “mocos como velas”.

‘Hacer una foto’ es verle las bragas
a una chica mientras está sentada y
la ‘sacristía’ es la bragueta abierta

En la comarca de Benavente y Los Valles ‘dar una parlada’ es charlar. Pero, al igual que en la Lampreana, el verbo ‘parlar’ puede tener un significado bien distinto. Así, ‘parlárselo’ un hombre a una mujer es declararle su amor. Y no se vayan a pensar que ‘porro’ es lo que todos pensamos, un cigarrillo de marihuana, sino un cepo para la lumbre. Si tienes ‘cogido por las sobaqueras’ a alguien, no es que lo estés sujetando por las axilas, sino que conoces sus debilidades. Un ‘pelotón’ no es una pequeña unidad de infantería, sino algo mucho más obvio: una pelota grande de goma.


Una foto de la zona de las Lagunas de Villafáfila,
muy cerca de la comarca de la Lampreana.

Por aquí debieron andar los ingleses, porque llaman ‘monis’ al ‘money, money’, al “dinero, perras, capital”. ‘Hacer una foto’ es algo más pícaro que retratar a alguien: es verle las bragas a una chica mientras está sentada. Y la ‘sacristía’ no tiene nada que ver con el cura del pueblo, sino que es algo tan mundano como la bragueta. Llaman también ‘pecho’ a la curvatura del yugo de mulas y ‘pezonera’ al extremo del yugo de vacas.

Lo que a mí no me convence demasiado es, por alusiones, la expresión ‘andar a martas’. Ni más ni menos que “andar por ahí, sin oficio ni beneficio”. No sé, me da qué pensar. Creo que esa expresión no la voy a incorporar a mi vocabulario. ¿Pero qué se habrán creído?

NOTA PARA LOS LECTORES: Si desea hacer llegar alguna palabra peculiar o singular que se use en su pueblo o región, no dude en hacer un comentario en EL ESPANTAPÁJAROS BLOG RURAL para compartirla con el resto de lectores. Muchas gracias.

lunes, 12 de marzo de 2012

Una PAC más verde y menos productiva


Un agricultor cosecha remolacha en la provincia de Zamora.

La Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea surgió en los años 50, en un contexto bien diferente al actual: una Europa occidental cuya población estaba marcada por los años de guerra. La agricultura había quedado paralizada y el abastecimiento de alimentos no podía garantizarse. Nació, por tanto, como un intento de incrementar la productividad, asegurar un nivel de vida equitativo a la población agrícola y garantizar la seguridad de los abastecimientos a precios razonables, debiéndose corregir después los desequilibrios cuantitativos que fueron surgiendo. Más adelante emprendió una nueva dirección basada en la disminución de los precios y la concesión de ayudas compensatorias. Más tarde, se sustituyeron las medidas de apoyo a los precios por ayudas directas, a la vez que se acompañaba el proceso con una política rural de estructura coherente.

En octubre del año pasado, se presentó la propuesta oficial de la reforma de la PAC en el Parlamento Europeo. Desde entonces, los agricultores y ganaderos españoles están impacientes por saber qué supondrá el cambio: si mantendrán las ayudas que reciben en este momento y cómo les afectará el cambio. Su preocupación no es baladí: las ayudas de la PAC suponen, de media, un 40% de las rentas de los profesionales del campo.

Sin embargo, de momento, podemos decir que la propuesta es, simplemente eso, una propuesta pendiente de una cadena de negociaciones y de otra de trámites administrativos, antes de que vea la luz la nueva PAC que regirá la agricultura europea a partir de 2014. De momento hay más preguntas que respuestas. En principio, la cifra planteada para ayudas directas a los agricultores españoles alcanza los 5.000 millones de euros. Tras la presentación de la propuesta en octubre,  ha arrancado un largo proceso de negociación del que saldrá el ‘sobre español’ (el total de las ayudas que recibirá España). Primero, los ministros de finanzas y economía europeos establecerán los topes económicos para cada país. Luego, los responsables de agricultura distribuirán el dinero.

La cifra planteada para ayudas
directas a los agricultores españoles
alcanza los 5.000 millones de euros
  

Asimismo, en España, que es el caso que nos ocupa, se abre el proceso para otra negociación paralela entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, toda “una guerra civil”, en palabras del periodista de la Cadena Cope César Lumbreras, especializado en información agraria y conductor del programa Agropopular (sábados, de 08.30 a 10.00). “Nadie va a querer perder dinero”, se refirió a las ayudas que cada comunidad autónoma está recibiendo. Fue en una en una reciente charla con agricultores en la que participó en Zamora. De momento, Andalucía y Castilla y León están a la cabeza y, evidentemente, no van a ceder. Ni ellas ni ninguna otra comunidad. Todas esperan con las espadas en alto porque saben que hay mucho en juego.

Uno de los factores determinantes del que dependerá la ayuda que reciba cada agricultor está en la superficie que se tomará como referencia para establecer el pago por explotación. Cuanto mayor sea, menor será el pago que recibirá cada agricultor. En este momento está en 16,6 millones de hectáreas y lo ideal sería que se mantuviera, para que los hombres de campo no perdieran con la reforma. Sin embargo, podría llegarse a las 21 millones de hectáreas o, incluso, a los 30 millones que plantea la propuesta de la UE. ¿Por qué tan amplia variación? Por la posible inclusión de terrenos de monte bajo, que hasta ahora habían quedado al margen de las ayudas.

Los 5.000 millones de euros previstos en un principio para todas las ayudas de la PAC a los agricultores españoles incluyen por un lado los derechos de pago único y, por otro, el resto de ayudas. En primer lugar, la propuesta aprobada en octubre plantea un pago verde a aquellos agricultores que pongan en práctica la diversificación de cultivos, mantengan pastos permanentes o dediquen una parte de su explotación a barbecho, terrazas y otros sistemas de cultivo considerados respetuosos con el medio ambiente. También reserva parte del ‘sobre nacional’ a agricultores de zonas con dificultades específicas; a jóvenes agricultores de nueva incorporación que no superen los 40 años; y a explotaciones y sistemas agrarios que tengan dificultades. Con la introducción de estas nuevas ayudas, el montante dedicado a ayudas directas se reduce. Pero, como decíamos, al estar pendiente de las negociaciones, no se puede saber todavía cuál será el importe de las ayudas directas para el pago base que recibirán los agricultores.

Es pronto para sacar la calculadora. Como comentaba el citado César Lumbreras, “No se vuelvan locos. Esto no ha hecho más que comenzar”. Sólo sabemos que la reforma de la PAC traerá cambios en el sistema de ayudas, pero sin saber todavía cómo quedarán. Todo lo que se puede vislumbrar de una primera lectura de la propuesta de la UE es que vamos hacia una PAC más verde, pero menos productiva.